
14 de marzo de 1897
Maria Valtorta nació el 14 de marzo de 1897 en Caserta, donde sus padres, que eran lombardos, se encontraban temporalmente.
Era hija única de un mariscal de caballería, hombre bueno y sumiso, y de una profesora de francés, mujer despótica y severa.
Después de correr el riesgo de morir al nacer, la pequeña fue confiada a una nodriza de malos modales, que llegaba al punto de dejarla durante horas entre los surcos de trigo en el campo soleado.
Primeros años del siglo XX – Milán
Los frecuentes traslados de la familia, causados por los desplazamientos del regimiento en el que prestaba servicio su padre, la llevaron a pasar los primeros años de su vida en Faenza, en Romaña, y posteriormente en Milán, donde María asistía a la guardería de las hermanas Ursulinas.
Fue aquí donde, a una edad temprana, tuvo la intuición mística que la marcaría para siempre: la de ver el dolor indisolublemente asociado al amor, hasta el punto de desear «consolar a Jesús haciéndose semejante a Él en el dolor voluntariamente sufrido por amor».
1905 – Confirmación
También en Milán comenzó la escuela primaria con las hermanas Marcelline, convirtiéndose en la primera de la clase. En el mismo instituto recibió, en 1905, el sacramento de la Confirmación de manos del cardenal Andrea Ferrari (hoy Beato), que la llamaba «Valtortino» por haber notado una huella de fuerza viril en la formación de su carácter.
Continuó la escuela primaria en Voghera, en las escuelas municipales, y también en Voghera recibía clases de francés de unas monjas expulsadas de Francia por una ley anticlerical.
Octubre de 1908 – Primera Comunión
Las mismas monjas la prepararon para la primera comunión, que pudo hacer en Casteggio en octubre de 1908, pero sin la presencia de su padre, considerada innecesaria por su madre. Muy unida a su padre, sufrió mucho cuando, a los 12 años, tuvo que someterse a la arbitraria decisión materna de separarla de su hogar para enviarla a un internado.
1909-1913: Colegio Bianconi de Monza
A cambio, se trataba del hermoso Colegio Bianconi de Monza, dirigido por las Hermanas de María Ss. Bambina. Lo consideró su «nido de paz», que durante cuatro años satisfizo su amor por el estudio y la disciplina
Cuando salió, a los dieciséis años, la homilía de un obispo le hizo comprender que el Señor le pedía una vida de amorosa penitencia, pero permaneciendo en el mundo.
Después de 1913 – Florencia
En casa encontró a su padre deteriorado física y mentalmente, hasta tal punto que se jubiló anticipadamente y la familia se trasladó a Florencia. María se sentía a gusto en la ciudad de la cultura y el arte.
A menudo salía a visitarla en compañía de su padre. Pero allí sufrió el dolor de ver truncado en su origen, por la dureza de su madre, el prometedor compromiso con un joven distinguido, recién conocido.
1917 – La Gran Guerra
También en Florencia, en 1917, en plena guerra mundial, ingresó en el cuerpo de enfermeras voluntarias (las llamadas Samaritanas) que atendían a los soldados heridos en los hospitales militares; y esa experiencia la edificó.
Pero en 1920 fue golpeada en la calle por un comunista subversivo, que le asestó un mazazo en los riñones, lo que la predispuso a la enfermedad.
1920-1922 – Reggio Calabria
Entonces tuvo la suerte de pasar dos años en Reggio Calabria, sin sus padres, alojado en casa de unos primos de su madre, que eran ricos propietarios de dos hoteles.
Su sincero afecto y la belleza natural del lugar la reconfortaron. Durante esas vacaciones sintió un nuevo impulso hacia una vida arraigada en Cristo. Pero su madre, aunque desde lejos, volvió a herir sus sentimientos de mujer, y el regreso a Florencia, en 1922, la sumió de nuevo en «recuerdos amargos».
1924 – Viareggio
En 1924, sus padres compraron una casa en Viareggio, donde la familia se instaló y donde comenzó para María una ascética imparable, que se expresaba con propósitos firmes y culminaba en heroicas ofrendas de sí misma por amor a Dios y a la humanidad.
1933-1934: Enfermedad definitiva
Al mismo tiempo, se comprometía en la parroquia como delegada cultural para las jóvenes de Acción Católica y daba conferencias a las que también asistían personas no practicantes. Pero cada vez le resultaba más difícil moverse.
El 4 de enero de 1933 salió de casa por última vez, con gran dificultad, y desde el 1 de abril de 1934, día de Pascua, no volvió a levantarse de la cama.
1935 – Marta Diciotti y la muerte de su padre
El 24 de mayo de 1935 acogió en su casa a una joven huérfana y sola, Marta Diciotti, que se convertiría en su asistente y confidente durante el resto de su vida.
Un mes después, el 30 de junio, falleció su querido padre, y María estuvo a punto de morir de dolor.
4 de octubre de 1943: muerte de su madre.
Su madre, a quien siempre amó por deber natural y con un sentimiento sobrenatural, como atestigua en repetidas ocasiones en sus escritos, fallecerá el 4 de octubre de 1943 sin haber dejado nunca de maltratar a su hija.
